Anatomía de una vocación
Del sueño a la decisión: ¿quieres descubrir qué especialidad me quita el sueño?
Cuando tenía 6 años me di cuenta de mi propósito en la vida, en ese momento no era ni consciente de ello pero, ese preciso instante, cambió mi vida por completo.
Nos remontamos al año 2006, un pequeño e ilusionado Alex al oeste de Barcelona crecía y vivía sin hacer mucho caso a la poli… (me disculpo por la broma, soy un gran fan de El principe de bel air). En ese momento no tenía grandes objetivos, era un niño que jugaba en el parque con sus amigos y disfrutaba de Cars. Un día viendo una serie con mis padres, apareció un hígado. Has leído bien, un hígado. Cualquier niño se habría asqueado al ver aquella maravilla de la naturaleza pero yo, me sentí fascinado. Sentí que quería saber más sobre el cuerpo humano y cómo funcionaba. En ese preciso instante descubrí, sin saberlo, que quería ser médico.
Si eres nuevo por aquí, quizás te preguntes cómo empezó todo esto. No te preocupes, tengo la historia completa guardada para ti en una de mis primeras publicaciones. Echale un vistazo cuando quieras (está a solo un click) y sigamos con lo de hoy.
Fracasar está bien
¿Has fracasado alguna vez? Yo sí, y estoy orgulloso de ello. El fracaso es el mejor maestro. Esto solo lo entenderás cuando te enfrentes a él cara a cara. Dicho esto, te acabo de dar la clave del progreso, y no llevamos ni tres líneas de correo.
¿Sabes qué sucede cada enero en el mundo sanitario? Llega la temida temporada de exámenes MIR, PIR, FIR, QIR… ¡toda una sopa de letras que trae de cabeza a miles de futuros especialistas!
Centrémonos en el MIR, la prueba estrella para los médicos recién graduados. Imagina esto: después de seis años de carrera, tienes solo cuatro horas y media para demostrar todo lo que sabes. Y no es un simple examen: es la llave que decidirá tu especialidad y el hospital donde te formarás como especialista. Casi nada, ¿verdad?
Pero ojo, que no es llegar y marcar respuestas al tuntún. La mayoría de aspirantes pasan más de medio año preparándose a tope, porque se juegan algo enorme: el sueño de convertirse en cirujanos, cardiólogos, pediatras… y dar el siguiente gran paso en su carrera.
En mi caso, siempre he tenido una cosa clara: me encanta el quirófano. Me ha fascinado desde que tengo memoria, desde aquellas maratones de series médicas hasta la primera vez que pisé un quirófano de verdad. Y vaya si lo recuerdo… Todavía se me pone la piel de gallina. Ahí estaba yo, vestido de verde, con un gorro que me quedaba fatal, pero con una sonrisa que no me cabía en la cara. Esta historia, junto con mis participaciones en operaciones reales, me las guardo para una futura publicación, seguimos.
Así que sí, lo has adivinado: mi sueño es ser cirujano. Aunque, vaya dilema… Hay tantas especialidades quirúrgicas que elegir una se siente casi imposible. Pero desde que empecé la carrera, hay una que hace latir mi corazón con más fuerza: Cirugía General y del Aparato Digestivo. ¿Por qué? Porque es el todoterreno de la cirugía: toca un poco de todo y te da la posibilidad de especializarte en mil cosas diferentes. Es como tener el mejor de los mundos en una sola especialidad.
A pesar de tenerlo bastante claro durante gran parte de la carrera ahora que la estoy acabando me doy cuenta de que hay alternativas que deben formar parte de mi elección. Algunos ejemplos son Urología o Traumatología. Especialidades que mezclan la emoción del quirófano con el gran reto que supone el diagnóstico clínico.
¿Quién me iba a decir que aquel niño fascinado por un hígado en la tele acabaría hoy, casi 20 años después, sopesando entre diferentes especialidades quirúrgicas? La vida tiene estas cosas: a veces nuestros propósitos nos encuentran antes de que nosotros los busquemos. Y aunque ahora el camino se bifurque entre Cirugía General, Urología o Traumatología, tengo algo clarísimo: ese niño de 6 años estaría orgulloso de ver hasta dónde ha llegado su fascinación por el cuerpo humano.
Mientras me preparo para el MIR y esta gran decisión, quiero compartir contigo cada paso del camino. ¿Te animas a acompañarme en esta aventura? Suscríbete a Viviendo la Medicina y no te pierdas ni un solo episodio de este viaje hacia el quirófano.
Además, si conoces a alguien que está en una encrucijada similar o simplemente le apasiona la medicina, ¡comparte esta historia con ellos!
Nos vemos en la próxima publicación, nota o tal vez en el quirófano 😉.
Ánimo con el MIR, después de eso la elección la verás más clara. 😊
Y tanto que puedes estar orgulloso. Seguro que la especialidad que al final elijas, será una buena elección viendo el empeño y entusiasmo que le pones a las cosas. Felicidades.